martes, 6 de mayo de 2014

Tarjetas de publicidad farmacéutica en la segunda mitad del siglo XX

Mi adicción al papel, tanto de fabricación manual (del que tengo una buena e intersante colección con marcas de agua) como del impreso, que me viene de lejos (ya cuando tenía unos 14 años (¡bendito Dios, debió ser en el siglo XIII!) me traje de casa de unos queridos tíos navarros los restos (y así lo digo porque carece de portada y primeros fols. y parte del Nuevo Testamento está escrito a mano, seguramente por alguno de mis innumerables antepasados sacerdotes) un preciosa Biblia, yo creo que alemana (la verdad es que no lo he intentado averigüar y debería), junto con unas Meditaciones de San Anselmo en latín, Roma, 1697. Los años han empeorado esta afición-adicción y hoy voy a ofrecer a mis posibles lectores algunas tarjetas de un “montón” que adquirí en un puesto “adoquinado” del Rastro madrileño, ejemplo del Arte (¿por qué no calificarlo así?) publicitario de las Compañías farmacéuticas, que enviaban a sus posibles compradores: médicos -como es el caso de las que yo conservo- o farmacias. No vamos a escanear todas, pero sí las más significativas. Y una vez abierto este mundo, seguiremos con antiguas postales (de Buenos Aires, de Egipto, de Estados Unidos), fotografías (de estudio y algunas muy interesantes de una imprenta de hacia 1915 y de un Santander hoy irrepetible) y muchas cosas más.

Las tarjetas que damos a conocer son de los años 1951, 52 y 53 (dato que figura en el matasellos de algunas, ya que habitualmente se enviaban sin sobre) y corresponden a diversos dibujantes y distintos fabricantes de fármacos. Por cierto, de aquella fecha a la de hoy, creo que sólo subsiste el Ceregumil y el Sulfintestín. 


Madres con niños

  


 

Virtudes Teologales 

Colección de la farmacéutica Promesa, que toman como base la obra pictórica de F. Echaúz
 
 
Los meses del año
Colección de la farmacéutica Promesa, que toman como base la obra pictórica de F. Echaúz
 
 
 
 
 
 

2 comentarios :

  1. Me ha gustado encontrar este blog. Mi abuelo, Miguel Rodríguez Rodríguez, era el director general de esa farmacéutica Promesa, y un amante de la pintura. Echáuz lo retrató y en casa conservo algún cuadro más suyo.
    Muchas gracias a Mercedes Agulló.

    Luis

    ResponderEliminar